Manos a la obra: niños y diálogo, primero

En columna publicada en "El Mercurio" nuestro Managing Partner, Claudio Pizarro, propone que las empresas apoyen proyectos país emblemáticos, tales como la educación parvularia y escolar en zonas vulnerables.

Fecha Publicación

Septiembre 21, 2022

El 78% y el 62% en los plebiscitos de entrada y salida, respectivamente, dan cuenta de un proceso constitucional abierto. Ahora, la responsabilidad recae en la clase política. Apelando a Maquiavelo, la “fortuna” exige que apliquemos la “virtud” para alcanzar los resultados que buscamos.

La oportunidad que se abre para que cada uno de nosotros asuma un rol protagónico en lo que viene es enorme. La sociedad civil tiene un rol clave que jugar, y en particular, una de las comunidades más importantes para cada uno, después de la familia, la empresa en la que trabajamos, ya que ahí nos encontramos todos los días. Sin embargo, el contexto es difícil. Menos del 20% de las personas confía en las empresas, y los trabajadores, solo el 25% (CEP 2022). Esto ha mejorado en los últimos tres años, pasando de una nota 3,9 a un 5,2 (icreo, 2022), y la situación es peor entre los más jóvenes y los menos calificados.

La comunicación y el diálogo honesto son claves para conocernos, intercambiar opiniones y resolver conflictos, y así construir confianza. La empresa es un espacio virtuoso para lograrlo y debemos aprovecharlo, desde el directorio, pasando por la gerencia e incluyendo a todos los trabajadores. La pregunta es cuánto tiempo le destinamos a conversar al interior de las empresas.

El compromiso de cada trabajador con su empresa se construye a partir de elementos objetivos, remuneración, beneficios; pero mucho más, a partir de aspectos intangibles como el trato, el respeto y los afectos. El engagement se logra cuando te sientes parte de la comunidad de tu empresa, ya que no se trata de ganarse la vida, sino que de vivir la vida; a partir de un propósito y un proyecto común que convoca. Para mejorar las utilidades, las personas son un activo, más que un costo. Los primeros se cuidan y potencian, mientras que los segundos se minimizan. Este punto es clave.

Por lo tanto, dos sugerencias para los que dirigimos las empresas y así lograr comprometer a todos los que trabajan en ellas: (i) apoyar proyectos país emblemáticos, como educación parvularia y escolar, partiendo por las comunas más vulnerables del país, y (ii) instalar instancias de diálogo en la empresa, verticales y horizontales, reconociendo la condición humana según Arendt.

No perdamos la oportunidad de hacer los cambios que el país pide, los que no se reducen a un texto constitucional. Es más profundo, y las empresas pueden aportar mucho en la comunidad en que participan. Existen iniciativas, pero deben escalar.

 

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