“Economía, competencia y ahora humanidades”

Enfrentamos un cambio de época en múltiples frentes. El cambio climático desafía nuestra existencia, el deterioro de la política desafía nuestra convivencia, la cuarta revolución industrial desafía nuestra capacidad de adaptación y la distancia entre nosotros desafía nuestra confianza. En este contexto, las empresas juegan un rol clave. Son un espacio virtuoso para enfrentar la […]

Fecha Publicación

Enero 19, 2022

Enfrentamos un cambio de época en múltiples frentes. El cambio climático desafía nuestra existencia, el deterioro de la política desafía nuestra convivencia, la cuarta revolución industrial desafía nuestra capacidad de adaptación y la distancia entre nosotros desafía nuestra confianza.

En este contexto, las empresas juegan un rol clave. Son un espacio virtuoso para enfrentar la incertidumbre y construir confianzas, ya que estamos más cerca; nos conocemos y conversamos, tenemos mucho en común. A su vez, entre las empresas hay relaciones comerciales y de competencia. Se conocen.

Las empresas enfrentan desafíos inéditos en su historia. No basta con generar utilidades, también  es necesario considerar, en serio, el medio ambiente, las comunidades, los colaboradores y los clientes. La única manera de lograr la sostenibilidad es considerando y cuidando el espacio público que todos ocupamos.

La competencia ayuda a construir mejores empresas, pero no podemos obviar que la comprensión cabal de las humanidades es clave para construir empresas capaces de lograr resultados sobresalientes, que impacten en la sociedad. Ya lo vemos con la atracción y retención del talento, donde las nuevas y no tan nuevas generaciones priorizan el sentido de propósito; lo mismo que compatibilizan la vida laboral con la vida personal. Por más tecnología que usemos, la comprensión de lo humano se vuelve muy importante.

De esta manera, el crecimiento económico debe ir acompañado del crecimiento humano, lo que implica incorporar análisis que no siempre son cuantitativos. Como medir el nivel de empatía o de confianza. Sin ambas, es imposible lograr resultados.

Dicho esto, el valor público (Moore, 1995) aparece en la órbita de las decisiones de las empresas. No es la prioridad, como el valor económico, sin embargo, es ineludible COLABORAR en ello.

Lo indicado no es nuevo. La Roundtable Initiative explicitó, en agosto 2019, que “la inversión en trabajadores y comunidades es la única manera de ser exitosos en el largo plazo”. Se trata de mejorar nuestra sociedad, es decir, nuestra vida en común. En una línea complementaria, el Presidente del Banco Central acaba de señalar: “El medio ambiente y los recursos naturales hace ya tiempo que resienten el impacto de la producción masiva y han dejado de ser considerados un mero insumo”.

ICARE presentó ayer (ENADE) la primera versión del Compromiso Mejores Empresas que reconoce varios de los puntos indicados. Es un material valioso que orienta lo que viene para todo tipo de empresa. La tarea parte en los directorios, reconociendo que, en tiempos complejos, la empresa tiene un rol clave y una mirada amplia e integradora es esencial.

El Mercurio, 14 de enero de 2022.

Columna prensa

 

 

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